31 de julio de 2008 a las 8 de la tarde. Unos doscientos peregrinos asisten a la misa en la Colegiata de Roncesvalles en pleno pirineo, primera iglesia en nuestro pais del llamado "camino frances" a Santiago. Entre ellos, dos oblatos: David Lopez y Juan Carlos Delgado. Al finalizar la eucaristia recibimos en seis leguas la bendicion especial para los peregrinos que se utiliza al menos desde el siglo XI. Al dia siguiente, comenzamos nuestra peregrinacion a pie, mas de 750 km. durante 29 jornadas, atravesando las provincias de Navarra, la Rioja, Burgos, Palencia, Leon (Bierzo incluido), Lugo y La Coruna.
Se me hace muy dificil resumir las vivencias de todo un mes de caminar, reflexionar, compartir, rezar, contemplar, cansarse, sufrir y tambien gozar. El camino de Santiago es una parabola de la vida y de manera especial de la vida cristiana. Es una ocasion para pararse, desconectar de lo ordinario y preocuparse solo de cosas basicas (comer, dormir, andar y rezar).
Es tambien participar de la experiencia de millones de creyentes que durante siglos anduvieron los mismos caminos con sus alegrias, sufrimientos, esperanzas y oraciones en su peregrinar a la tumba del apostol. Asi mismo, es una oportunidad para fijarse en Santiago, el primer apostol que dio la vida por Cristo y meditar aquello del Evangelio de que el que quiere ganar su vida la perdera y que el que la pierde por el Senor la ganara. Como negativo, quiero destacar el ambiente cada vez mas paganizado del camino, tanto en los peregrinos como en los lugares de acogida, que suscita pena y revela la realidad de nuestra Europa necesitada de Nueva Evangelizacion.
Al final, el gozo de la meta, simbolo de la Casa del Padre que nos espera al final del camino de la vida, que no es siempre como esperamos, pero que siempre llega al lugar que Dios nos tiene reservado. Doy gracias a Dios por la experiencia y por si alguno se anima a repetir el el futuro, un consejo practico, no lo hagais en verano, hay demasiada gente.